05 septiembre 2008

Gustavo, el huracán

El satélite Envisat ha permitido hacer esta composición donde se muestra el trayecto de Gustavo con cuatro posiciones: 25, 28 y 30 de agosto y 1 de septiembre (de derecha a izquierda). La imagen puede verse con mucho detalle, pulsen encima para ampliar.

Imagen: ESA (Observing the Earth)

Gustav es el séptimo huracán de este año, precedido por Arthur, Bertha, Cristobal, Dolly, Edouard y Fay. Como curiosidad les contaré que existen seis listas de nombres para huracanes que pueden repetirse, por tanto, cada seis años. Por ejemplo, Andrea fue el primer nombre en el año pasado y lo será también en el 2013. Estas listas contienen nombres comenzando por la A, como Andrea o Arthur, y finalizando en la W, como Wendy o Wilfred.
Estas listas contenían sólo nombres femeninos. En 1979 se consideró algo incorrecto (?) y desde entonces se alternan nombres femeninos y masculinos cuidando de que cada año el primer huracán se alterne también.
Sin embargo, hay excepciones en la continuidad de las listas: cuando un huracán es especialmente dañino su nombre se retira y no vuelve a ser usado. Desde 1954, 70 nombres han sido retirados, entre ellos algunos que, a pesar de nuestra mala memoria, aún recordamos como Mitch (1998), Wilma y Katrina (2005). La lista completa está aquí.
Podemos recordar, ya de paso, que la dureza de los huracanes se expresa en una escala de cinco grados llamada de Saffir-Simpson. Sólo ha habido tres huracanes considerados de categoría 5, la máxima. El primero arrasó los Cayos de Florida el día 2 de septiembre de 1935 (artículo). El Camille (fotos aquí) afectó a la desembocadura del Mississippi el 17 de agosto de 1969. Finalmente, el Andrew sembró la destrucción en Florida el 24 de agosto de 1992 (artículo). En esta categoría los vientos máximos se mantienen a más de 250 km/h.

Efectos del huracán de 1935 en Florida (fuente).

A día de hoy, Hanna, Ike y Josephine ya están en fila en el Atlántico. Hanna y Josephine son tormentas tropicales por el momento. Ike ha alcanzado la categoría 3.
Nota: este último enlace al National Hurricane Center muestra un mapa dinámico con lo que cambiará con el tiempo.

04 septiembre 2008

Mi primer congreso

Había terminado la carrera y defendido la Tesis de Licenciatura. Fue una tarea entretenida que hoy parece lejana. Había procesado los estadísticos básicos en una calculadora del tamaño de una caja de zapatos que usaba tarjetas perforadas de cartón para cargar las rutinas de cálculo. Una función trigonométrica se calculaba en seis o siete segundos. Los resultados no se almacenaban sino que quedaban impresos en largas tiras de papel. Como mi trabajo había sido sobre el clima de Asturias tenía tres tiras de unos un metro de largo de cada una de las estaciones que medían lluvia y temperaturas (unas cincuenta) y una tira de otra centena larga que sólo medía las lluvias. Guardaba estos tiras en rollitos sujetos con una goma elástica en cajas de cartón que me había proporcionado mi tía. Y como mi tía trabajaba en una mercería, las cajas ostentaban un rótulo nada discreto: bragas Princesa. Había que ver la miradas de los visitantes cuando se acercaban a mi rincón en el Departamento de Ecología e intentaban adivinar de qué iba mi trabajo.
Tras defender mi tesina nos planteamos enviar algunos resultados a un congreso. Eran los años, sin internet, sin dinero, sin coche, manejándome bien con el francés pero con escasa idea del inglés. Mi director eligió una reunión nacional a celebrarse en un centro del CSIC en Sevilla pero me avisó de que no podría ir. Por suerte, durante la tesina había conocido a varios colegas de la Universidad de Santiago de Compostela y me puse de acuerdo para el viaje. Yo saldría de Oviedo como pudiera y nos encontraríamos en la Plaza Mayor de Benavente ya que ellos tenían una chata furgoneta Volkswagen donde podríamos incluso dormir para ahorrarnos el dinero del alojamiento. La furgoneta era inconfundible ¿han visto "Cars" en dibujos animados? Pues esa, sí, la que están pensando. Y además pintada a brocha de un bonito color añil.
Madrugué mucho y estaba en la plaza mayor de Benavente a las dos de la tarde más o menos. Buen record porque había salido en auto-stop y sólo había necesitado tres etapas con breves esperas en Pola de Lena y León. Me dispuse a esperar un rato ya que desde Santiago podían emplear unas cuatro horas y habían salido, suponía yo, sobre las diez de la mañana. Pero no. Me dieron las dos, y las tres, y las cuatro... (Sabina copió eso después). A las seis de la tarde anochecía porque estábamos a mediados de diciembre y aquello comenzaba a ser algo alarmante. Por pura casualidad llevaba un trabajo de ellos en la bolsa y encontré su teléfono. Localicé una cabina y llamé a Santiago de Compostela: estaban allí. L me comentó que no habían podido salir porque la furgoneta estaba averiada. Aún así no debía preocuparme porque les habían dejado un coche y saldrían en menos de media hora. Quédate allí -me dijo-. Como si tuviera algún sitio donde ir.
Bueno -pensé- al menos sé que van a tardar unas horas y podré moverme y cenar algo. No recuerdo ese "algo" pero probablamente se pareció mucho a los bocadillos de calamares que tiempo después me servían de cena en la Plaza Mayor de Madrid. Por si acaso, estuve de vuelta en la plaza a las diez de la noche. Ellos llegaron pasada la una de la madrugada. Ni que decir tiene que llegamos a Sevilla, 600 km y nueve horas después, tras un viaje que ya no tengo muchas ganas de recordar.
Obviaré algunos detalles (como el carácter del primer "hotel" que nos aconsejaron en Triana) porque después de este complicado comienzo todo se solucionó bastante bien.
Expuse dos trabajos que hoy parecen banales (uno lo es realmente) pero en aquel momento hacer una análisis de componentes principales podía ser una auténtica pesadilla. Al menos ese análisis representaba un enfoque nuevo que podía interesar. Nadie me hizo ni puñetero caso.
Hoy conservo aún los dos trabajos aquellos que llegaron a publicarse en un libro. Ya no valen nada pero en aquel momento fueron mi primera incursión en la investigación, el mundo en el que luego me sentí más cómodo. Sólo que hoy ya tengo coche, puedo comer en restaurantes y dormir en hoteles. Incluso, a veces, sólo a veces, ya me hacen más caso en los congresos. Una mejora, sin duda.

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01 septiembre 2008

Cómo funciona la selección natural

Para que los creacionistas se enteren de una vez, hoy traigo dos ejemplos de cómo funciona la selección natural a la hora de promocionar o penalizar conductas más o menos ventajosas adaptativamente. Aquí les ilustro uno de plantas y otro de animales.

Plantas

Hace mucho, muucho tiempo, las manzanas de los manzanos se dispersaban en todas direcciones. Sin embargo, sólo las que caían hacia abajo llegaban a tierra, germinaban y hacían que el árbol se reprodujese. Lógicamente, la selección natural favoreció a estos últimos y poco a poco acabaron imponiéndose mientras los demás no conseguían reproducirse y las semillas, en muchos casos, acababan en órbita. Hoy todos los manzanos envían su fruta hacia el suelo.

Viñeta ilustrativa en The Scientific Cartoonist.

Animales

Los conejos, hace mucho tiempo, se apareaban con todo lo que pillaban (de aquí su fama de promiscuos, que aún perdura en el inconsciente colectivo). Sólo se salvaron de sus instintos algunas especies de gran talla a pesar de que los conejos desarrollaron una buena capacidad para el salto de la que aún quedan vestigios. Sin embargo, esa desaforada conducta no era buena y sólo aquellos que elegían con precisión a una coneja eran capaces de perpetuarse. Hoy, mucho tiempo después, sólo se observan conejos con conejas aunque aún aparece algún residuo atávico de promiscuidad interespecífica. Por el camino quedaron tirados otrora poderosas estirpes conejiles como aquella que prefería a los pandas gigantes y de la cual aún queda algún fósil viviente (el de delante de la foto, no el otro). Otras desaparecieron completamente, como las que se lo hacían con erizos.

LISA y las arrugas en el espacio-tiempo

LISA es el acrónimo de Laser Interferometer Space Antenna. Y ha salido a buscar lo que aún se nos escapa, aunque deberíamos estar inmersos en ellas: ondas gravitacionales o, más poéticamente si cabe, arrugas en el espacio-tiempo. LISA es, en buena medida, el experimento complementario del LHC. Ambos buscan comprobar algunas predicciones que las teorías hacen sobre nuestro universo. El LHC en lo minúsculo, Lisa en lo gigantesco. El LHC implica unas decenas de km de túneles y miles de toneladas de material para examinar los resultados del choque de protones. Lisa es aún más sorprendente como veremos luego.

Ambos experimentos indagan sobre los primeros instantes del universo, sobre su evolución posterior, sobre su estructura íntima a escalas difíciles de entender. Todo ello para satisfacer nuestro instinto de conocer, para aportar algo más conocimiento y que todo lo que vamos aprendiendo, poco a poco, se acabe integrando en una teoría coherente y verificada.

LISA está diseñada para la detección de ondas gravitacionales. Estas ondas se predicen en la Teoría de la Relatividad General pero hasta el presente no han sido detectadas directamente por los instrumentos terrestres. La TRG señala que los objetos masivos deforman el espacio-tiempo y, consecuentemente, alteran el camino que la luz u otros objetos siguen al pasar cerca de ellos. Esta desviación de la luz predicha por la teoría ya fue observada hace décadas. Pero también se predice que la perturbación del espacio-tiempo por objetos muy masivos en movimiento generará cambios en el tejido del espacio-tiempo que se propagarán por el espacio como ondas en un estanque. El paso de esas ondas es lo que LISA buscará.

LISA está formada por una trinidad de pequeñas naves espaciales. Son iguales, con la forma de pastilla cilíndrica, apenas 1.8 m de diámetro por 50 cm de altura, nada que ver con los modelos de las películas de moda. Estas tres naves formarán un triángulo equilátero cuyos lados medirán 5 millones de km y seguirá a la Tierra en su órbita alrededor del Sol a unos 50 millones de km de distancia. Rotarán lentamente en un plano inclinado 60º respecto a la eclíptica. Las tres estarán en comunicación entre sí y la Tierra. Lo primero mediante láseres que medirán la distancia y detectarán cualquier posible modificación en sus posiciones, lo segundo mediante una más convencional comunicación de radio que permitirá conocer los datos y enviar órdenes para, por ejemplo, corregir las trayectorias.

Dentro de esos cilindros habrá dos peculiares objetos: dos cubos de una aleación de oro y platino de 4 cm de arista y con sus caras perfectamente pulidas. Estos cubos flotarán libremente en el interior de cada nave, aislados y protegidos por su "envoltorio" de cualquier otra fuerza que no sea la gravedad. Su posición estará permanentemente determinada con exactitud y precisión enormes mediante interferómetros láser montados en cada nave. Si las ondas de gravedad existen podrán ser medidas por los cambios en las posiciones de los seis cubos. Para mí es un prodigio de imaginación y sencillez: cubos flotando en el vacío que se moverán levísimamente al paso de las ondas de gravitación.

Para detectar estas ondas LISA observará tanto dentro de nuestra galaxia como en galaxias lejanas: sistemas binarios de estrellas de neutrones, estrellas en caída hacia agujeros negros o fusiones de estos son fenómenos que deberían emitir grandes cantidades de energía en forma de ondas gravitacionales. Todo esto lo sabremos dentro de pocos años ya que los tres componentes de LISA, ya en construcción por la Agencia Espacial Europea y la NASA, serán lanzados conjuntamente en el año 2015.

Nota: sólo porque suenan parecido, si quieren conocer a la algo más terrenal Lena pasen por aquí.

LISA en su periplo alrededor del SOL. Se prevé que dure cinco años desde su lanzamiento.

29 agosto 2008

Libros, grutas y arqueólogos (actualización)

A finales del 2006 escribí un post sobre las grutas de Mogao, un complejo sin interés espeleológico pero de enorme valor cultural. Comentaba en ese momento lo siguiente (corregido en detalles a partir de los comentarios).

Al misal de Constanza (1450) y a la famosa biblia de Gutenberg les corresponde el honor de ser los primeros libros impresos con el sistema de tipos móviles, mientras que anteriormente era necesario esculpir, generalmente en madera, las planchas que se usarían para imprimir en serie cada página. Pero eso fue en Europa. Como en todas estas cosas, en el continente asiático todo se había hecho antes. Parece que los tipos móviles habían sido inventados por un tal 畢昇 (pronúnciese ) allá a mediados del siglo XI y que eran de arcilla endurecida al fuego.

Pero hoy quería hablarles del libro impreso más antiguo que se conoce y de su peculiar aventura. Se trata, cómo no, de un libro chino y ha podido datarse con exactitud: año 868, hace 1138 años.
Donde cuento la aventura desde descubrimiento por Occidente de las grutas de Mogao y su contenido, hoy amenazadas por el viento, la arena y el turismo
La historia comienza en un lugar perdido en medio del desierto del Gobi, a cuatro días de camello de Dunhuang, una población del Norte de China donde confluían los caminos norte y sur de la Ruta de la Seda (8000 km de nada para conectar todo el Sur del continente asiático). Ese lugar se ha llamado de varias formas; entre ellas las Grutas de los Diez Mil Budas o, con algo menos de espectáculo, las grutas de Mogao. Se trata de un gran complejo de santuarios excavados en un cortado rocoso de algo más de 1.5 km de longitud. Fue un lugar estratégico donde los viajeros invocaban protección ante el incierto futuro que suponía internarse en el desierto de Taklamakan o, para los que hacían la ruta de Oeste a Este, para agradecer el regalo de haber sobrevivido.
El origen de los santuarios se remonta a mediados del siglo IV, cuando al monje Lo-tsun se le aparecieron mil Budas simultáneamente convenciéndole, supongo que por abrumadora mayoría, de la oportunidad de decorar las grutas con imágenes y textos sagrados. Poco a poco las grutas existentes fueron decoradas hasta alcanzar más de mil, de las cuales quedan actualmente algo menos de la mitad.

Este lugar atesoró pinturas y esculturas durante más de un milenio, circunstancia desconocida para los europeos hasta primeros del siglo XX. Antes había estado allí algún aventurero y explorador como el ruso Nikolai Mikhaylovich Przhevalsky, o el húngaro Lajos Loczy, ambos pioneros en la exploración de las remotas regiones del Tibet e Himalayas (remotas para nosotros, claro).

Una pequeña parte de las grutas en una foto antigua
[pulse encima para ampliar]


El caso es que un 12 de marzo de 1907 apareció en Dunhuang un notable personaje llamado Marc Aurel Stein. Stein fue un explorador sobresaliente que acabó siendo nombrado Sir por el gobierno británico (aunque era húngaro de nacimiento) y doctor honoris causa por Oxford y Cambridge, además de obtener la medalla de oro de la Royal Geographic Society. Nada raro porque Stein abasteció durante décadas al Museo Británico con tesoros traidos de sus expediciones al Taklamakan, en viajes imposibles donde lo mismo atravesaba el Karakorum que excavaba en invierno con temperaturas glaciales.

Stein con su perro y su peculiar equipo arqueológico
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Stein quería ver las grutas poco menos que en plan turista porque acababa de descubrir en las profundidades del desierto de Lob lo que parecían ser restos del extremo occidental de la Gran Muralla (y que, por cierto, lo eran, con 2000 años de antigüedad y 500 km de longitud).
Allá le cotillearon que había un monje llamado Wang Yuanlu que ejercía de guardián de las grutas y que había encontrado una biblioteca en una cueva antes desconocida. Al oir la historia, a Stein se le pusieron las orejas como a un perro perdiguero y se acercó a las cuevas para encontrar que el monje estaba ausente y que la gruta en cuestión estaba cerrada a cal y canto con una sólida puerta.
Mientras esperaba al monje taoísta, le contaron que había miles de manuscritos y que la puerta había sido puesta por orden del gobernador de la provincia, al que había llegado la noticia.

Stein se dedicó en las semanas siguientes a engañar al monje. Primero le ofreció dinero (donaciones para restaurar el lugar), intentó halagarle fingiendo lo interesado que estaba en las restauraciones (parece que horribles) y finalmente logró interesarle hablandole de un santo que reverenciaba, Con esta última estrategia consiguió ganar su confianza hablándole de los lugares que había visitado en pos del santo (muy viajero al parecer). Wang acabó enseñándole algunas pinturas donde el santo salvaba libros sagrados sacándolos de India y llevándolos a China lo que sirvió para convencerle de que Stein había llegado en el momento justo de examinar los antiguos textos y sacarlos del olvido. El momento en el que Wang abre la cueva a Stein queda reflejado en su relato: “una apretada masa de manuscritos enrollados y apilados en estratos sin orden surgió bajo la luz de la pequeña lámpara del monje. Alcanzaban los tres metros de altura y llenaban ciento cincuenta metros cúbicos como pude medir posteriormente” (luego se supo que contenía unos 40000 documentos).

Wang no le dejó sacar los manuscritos aunque sí examinarlos uno a uno en una pequeña cueva vecina. A eso se dedicó Stein durante meses, encontrando que los rollos estaban en un perfecto estado de conservación. Seleccionaron cientos de ellos convenciendo a Wang de que los llevarían a un “templo del saber” en Inglaterra a cambio de una donación al santuario. Al cabo de un año y medio, una pequeña caravana con 24 cajas llenas de manuscritos y 5 más con pinturas sobre seda llegaron a la British Museum Library (luego British Library).

Entre estas riquezas estaba el Sutra del Diamante, el libro impreso más antiguo que se conoce. La datación se debe a que la fecha está escrita en el rollo de casi cuatro metros de largo: “décimotercer día del cuarto mes del noveno año de Xiantong” que, con la misma velocidad que yo, habrán identificado sin dificultad como el 11 de mayo del 868.
El rollo está impreso a partir de 7 bloques de madera. La técnica era, al parecer, pintar los caracteres sobre papel. Este se superponía a un bloque de madera con lo que se transfería la imagen especular de lo escrito. Sólo quedaba rebajar a mano la tabla para poder imprimir cientos o miles de copias. Actualmente, el Sutra del Diamante se expone en el Museo Británico muy cerca de la biblia de Gutenberg. Lógicamente, mientras Stein fue un arqueólogo heroico para Occidente, en China se le considera un vulgar saqueador.

Pero no se retiren aún. Rebuscando por internet encuentro un par de maravillas. La primera es el Digital Archive of Toyo Bunko Rare Books, donde encontramos el original escaneado y pasado por OCR de The Thousand Buddhas de Stein con magníficas imágenes. La otra es el Sutra del Diamante también escaneado y que podemos desenrollar a voluntad en Turning the pages de la British Library junto con otros 14 libros excepcionales. Finalmente, la Biblia de Gutenberg no ha sido menos y ha sido digitalizada por la Universidad de Texas.Actualmente The International Dunhuang Project está en proceso de digitalización de miles de documentos dispersos por varios países. Piérdanse un rato por sus páginas.

Al día de hoy

Hubo que esperar hasta 1987 para que el complejo de Mogao fuera declarado World Heritage Site por parte de la UNESCO. Ahora me entero por Science de que las grutas, con sus 45000 metros cuadrados de murales, deben ser protegidas, no sólo de los turistas y depredadores varios (lo cual no es sorprendente) sino del propio entorno que las conservó durante siglos. Este mismo año 2008, se han aprobado 38 M$ para protegerlas de tres amenazas: las sales que cristalizan sobre la superficie de las pinturas murales, el calor y respiración de las hordas de visitantes y la arena del desierto que las rodea.

Las grutas han sido dañadas por personas y por filtraciones de agua pero ahora la mayor amenaza es la arena. Mogao está al borde del desierto de Kuntag y le llegan continuamente vientos cargados de arena desde la "montaña" de Mingska, una gigantesca duna de 170 m de altura situada a pocos km al Oeste. Esta arena transportada por el viento ya había tapado en las últimas décadas una parte de las cuevas que fueron recuperadas con dificultad en los años 60. Aparte de esto, la gran duna se está moviendo y lo hace hacia las grutas.

Para detener o al menos reducir el aporte de arena, a finales de los 80 se tendió una tupida malla de casi 5 km de longitud al borde del acantilado sobre las grutas. El éxito fue importante ya que se estima que detiene un 60% de la arena que antes caía sobre las paredes donde están las cuevas. Posteriormente se ha intentado detener el avance de la gran duna mediante la plantación de una barrera vegetal, comenzada a mitad de los 90. Actualmente se prueban barreras de piedras en un intento de frenar los flujos de arena sobre las planicies sobre la garganta, también por encima de las cuevas. Se espera que estas medidas consigan frenar la erosión y el relleno permitiendo su conservación. Si la duna sigue su camino será necesaria una enorme intervención pero por el momento parece que lo realizado es suficiente a medio plazo.

27 agosto 2008

Kamchatka

Aprovechando que Jacob (el colega con el que hicimos el último trabajo de vientos y pardelas) ha estado en la península de Kamchatka trabajando, cómo no, con pájaros, os pongo sólo tres de sus fotos para que sirvan de anzuelo y visiteis la colección en su album web. Yo estuve viendo frailecillos este domingo en el Oceanario de Lisboa pero temo que no sea lo mismo.
Nota: las fotos son grandes y con buena definición, pinchad encima para ampliar, especialmente en la primera.

Fratercula cirrhata o aterriza como puedas

Problemas de vivienda

La historia de Arthur Gordon Pym (los que hayan leído a Poe sabrán la razón)

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