31 enero 2013

¿Ética sin dioses?

¿Puede existir una ética sin dioses que la dicten? La respuesta debería ser clara dada la existencia de personas ateas con una ética sólida. En un estudio reciente, de 2009, comparando científicos (miembros de la American Association for the Advancement of Science, AAAS) y población en general mostró que decía no creer en ningún tipo de dioses un 41% de los primeros, un 18% decía creer en una fuerza superior (no personal) y un 33% decía creer en un dios personal al estilo del de las religiones monoteístas. ¿Significa eso que ese 41% de personas (unas 1040 en números absolutos) carece de principios éticos? Quisiera ver si hay alguien que defiende eso y con qué argumentos.

Está claro que la hipótesis “sin dios no hay ética” es insostenible. De hecho, sólo los religiosos más fundamentalistas se atreven a defenderla no permitiendo que la realidad les estropee su visión dicotómica del mundo. Otra cuestión son las afirmaciones como que una ética laica no tiene fundamento, que solo busca el placer o que está dominada por el interés egoísta y llevaría a la humanidad a su destrucción.


En la práctica, hay estudios que apoyan la idea de que no existen diferencias esenciales entre la ética de creyentes y de ateos cuando se trata de problemas fundamentales. Por poner un ejemplo conocido, piensen su respuesta a los siguientes dilemas éticos:

  1. Un vagón de carga va a atropellar a cinco personas que caminan por la vía. Si aprietas un botón desviarás el vagón a otra vía en la que matará a una persona, pero las otras cinco sobrevivirán. ¿Debes hacerlo? 
  2. Un camión va marcha atrás hacia un niño que juega en el suelo. Tienes tiempo de sobra para coger al niño y retirarlo salvándole la vida. ¿Debes hacerlo? 
  3. Cinco personas llegan a un hospital en estado crítico. Cada una de ellas necesita un órgano distinto para sobrevivir. Hay una persona sana que podemos secuestrar para extraerle los órganos. Ella morirá pero las otras cinco sobrevivirán. ¿Debes hacerlo? 
Las respuestas son casi invariables: en el caso 1, se puede hacer (90%); en el caso 2, se debe hacer (97%); en el caso 3, no se debe usar a la persona sana para curar a las otras (97%).
Si la moralidad dependiera de ser religioso, los ateos deberían juzgar y justificar esos casos de forma diferente y los resultados muestran que esas diferencias no existen. Estas preguntas (u otras similares) figuran en la página Encuesta de Juicio Moral de la Universidad de Harvard en la que pueden participar.

Vista esta primera cuestión ¿en qué principios puede basarse una ética sin dioses? ¿Sería una ética arbitraria, basada en juicios caprichosos? ¿Sería una ética egoísta, basada en que lo “bueno” es siempre lo mejor para mí y lo “malo” aquello que contradice mis deseos de este momento (que pueden ser otros dentro de un rato)?
 No voy a ponerme a discutir si la “ética emanada de un dios” proviene realmente de él o es una construcción humana. Mi opinión al respecto se basa no sólo en ser ateo sino en la deficiente estructura de las “éticas divinas”, comenzando por los diez mandamientos cristianos, donde no se mencionan aspectos fundamentales como la igualdad de razas y sexos, la negación de la esclavitud y de la explotación humana, la no discriminación por causas de pensamiento o religión, el aborrecimiento de la violencia, la exaltación de la comprensión y de la empatía, la libertad de expresión y de culto… 
Claramente, algunas de esas diez leyes son deficientes, otras caprichosas, y en su conjunto insuficientes. Nada en ellas nos asombra por su perfección ni por su armonía ni por su integridad al cubrir todo el comportamiento humano. No pueden de ningún modo ser establecidas, como se pretende, como un código ético universal hasta el punto de que si a cualquiera persona se le pidiera elaborar diez normas con vocación general podría mejorar esos mandamientos sin el más mínimo esfuerzo.

Sin embargo, podemos ver que alguno de los mandamientos es aceptado de forma general. Por ejemplo, “no matarás” es una norma universal en el sentido de que no existe ninguna sociedad donde el asesinato haya sido considerado algo deseable. Por supuesto, ese “no matarás” no es original ni, el absoluto, patrimonio de ninguna religión. Desde el principio de la humanidad como sociedad organizada han existido códigos legales donde se encuentran invariantes como considerar perniciosos el robo, el asesinato, el perjurio o el fraude…
Todos estos aspectos se han penalizado bajo religiones y circunstancias muy diferentes lo cual hace pensar en alguna causa subyacente, más allá de dioses que dictan normas, que lleva a considerar que no es bueno engañar, robar o matar. La cuestión, por tanto, no es si existe una ética laica, es obvio que sí, sino si somos capaces de explicar o proponer alguna hipótesis sobre la existencia de invariantes éticos comunes a todas las sociedades humanas con independencia de su naturaleza religiosa.
Si existe una ética humana con independencia de los dioses ¿en qué se sustenta? El asunto tiene, al menos para mí, cierta importancia ya que uno de los argumentos que se usan contra el ateísmo es que “sin dios no hay ética” por lo que un ateo no es alguien en el que puedas confiar ni personal ni socialmente.

Un universal ético es un juicio sobre la bondad o maldad de una acción que es reconocido por una inmensa mayoría de la humanidad, independientemente de su localización geográfica, sociedad y religión (o ausencia de ella). Examinando nuestra historia podemos reunir un pequeño conjunto de acciones consideradas inmorales o indeseables por una mayoría: el asesinato, el robo, el incesto, la mentira, la estafa... Aunque no todas se han considerado de igual gravedad, ni siquiera en una escala relativa, no creo que exista sociedad en los últimos milenios que no haya tenido normas prohibiendo o castigando estas acciones.
Es cierto que en todas las sociedades hay personas que piensan que matar es algo irrelevante o que torturar niños no tiene importancia pero a esas personas ni siquiera las consideramos dentro de la sociedad y se ha acuñado un término que refleja esa exclusión: sociópata. Este término indica que no cabe en nuestros conceptos que un asesino en serie sea una persona normal, aunque imperfecta en su comportamiento: es una aberración y la causa es que no tiene ninguna intención de aceptar o reconocer las reglas sociales “universales”.

¿De dónde vienen nuestros juicios sobre la bondad o maldad de estos “universales”? ¿Cómo es posible que haya una unanimidad subyacente a pesar de la heterogeneidad de culturas? Una posible respuesta es que esas normas morales básicas son fruto de la evolución de nuestra especie y que tienen un sentido relacionado con la supervivencia personal y la estabilidad de las sociedades.
Pongamos como ejemplo la regla básica: no matar. Si viajáramos al tiempo del nacimiento de nuestra especie, hace unos 600.000 años, veríamos que nuestros ancestros vagaban buscando alimento, protegiéndose de los predadores e intentando, como todos, llegar a la edad reproductora y perpetuarse en sus hijos (segundo instinto básico de cualquier especie).
Cualquier grupo en el que el asesinato por bienes, sexo o alimento no estuviera reprimido, no duraría demasiado en aquel ambiente, donde sólo la cooperación podía dar ciertas esperanzas de llegar a adulto, reproducirse y seguir en este planeta. La tendencia a la conducta cooperativa tiene un soporte evolutivo y natural que se sustenta con facilidad: no mates, al menos a “tu gente”, a la gente que puede contribuir a ampliar tu esperanza de supervivencia.
El “egoísmo natural” queda desacreditado con el argumento de que somos primates sociales y una sociedad no se sostiene si todos sus componentes siguen un comportamiento exclusivamente egoísta porque la colaboración es absolutamente necesaria.

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Puede postularse que el resto de normas universales sigue un principio similar: la persistencia o supervivencia del grupo organizado y cooperante. Serán “buenas” aquellas conductas que facilitan la estabilidad social, que reducen los riesgos de muerte, que permiten una mayor supervivencia no solo de la persona sino del grupo. Son conductas que tenderán a perpetuarse por el mismo motivo por el que una mutación beneficiosa hará que el gen afectado aumente su frecuencia en la población.
Como es evidente, en estas reglas entran continuamente en conflicto los intereses personales con los colectivos: matar a mi vecino para quedarme con sus bienes puede ser bueno para mí pero es, sin duda, malo para el grupo. Estos conflictos se resolverán mayoritariamente en favor de la estabilidad de la sociedad y de la satisfacción de los intereses colectivos.

La tendencia a la cooperación no tiene por qué estar marcada en nuestros genes o, al menos, no solo en ellos. En nuestra especie, las bases genéticas de la cooperación están complementadas con bases culturales, donde las conductas para la protección y estabilidad del grupo se transmiten mediante la educación, el derecho y las normas internas. Son ”estrategias evolutivamente estables” que tienden a perpetuarse al contribuir a la cohesión y supervivencia social.
Sin embargo, incluso hoy, las normas “universales” no se aplican sin discriminación. En una sociedad cerrada las normas de convivencia social se aplican estrictamente a los componentes de esa sociedad y mucho más laxamente a los extranjeros, a los que no forman parte de ella. El “no matarás” de la Biblia está dirigido exclusivamente a un círculo muy limitado y son abundantes las guerras y masacres contra “los otros”. Esta diferencia tiene también una base biológica: cooperar con nuestros parientes y vecinos (pensemos en una tribu en el Paleolítico) es mucho más ventajoso desde el punto de la supervivencia y reproducción que hacerlo con otro grupo lejano que puede ser incluso un competidor por los recursos.
Con las bases biológicas y culturales, que pueden actuar reforzándose y complementándose, podía esperarse que las normas “universales” útiles para la estabilidad de los grupos primero y de las sociedades después, estuvieran matizadas según la proximidad genética y cultural de los individuos. Hay muchos hechos que sirven de apoyo a esta hipótesis como, por ejemplo, que consideremos más repugnante el asesinato dentro del vínculo familiar que fuera de él, algo que se reconoce en el código penal como agravante. O que no nos afecte apenas la muerte de cientos de personas en otro continente en un terremoto mientras nos afligimos estruendosamente por una sola en círculos más próximos.

Parece que la evolución cultural de las ideas de cooperación y asignación de derechos a los demás ha tomado el relevo de la posible base genética de los invariantes éticos. Es interesante darse cuenta de que, con el tiempo, ha existido una tendencia a ampliar progresivamente el círculo dentro del cual reconocemos a “los nuestros”: familia, vecino, grupo, etnia… Inicialmente, ese “círculo de empatía” abarcaba solo a la familia inmediata y luego, con la construcción de sociedades más complejas, se amplió a grupos mayores, a tribus, a ciudades, a comunidades con un vínculo cultural como puede ser profesar una religión o tener una naconalidad. Fuera de este círculo, matar al “otro” no solo puede no ser malo sino puede ser considerado algo deseable. La ampliación del círculo de empatía ha venido de la mano de movimientos que consideran que existen unos derechos básicos que deben reconocerse a toda persona, independientemente de sus características “tribales”. El primer hito en esta tendencia es probablemente la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789), producto de la Revolución francesa. El último, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). La DUDH no es un documento vinculante y de hecho muchos de sus 30 artículos se incumplen flagrante y continuamente pero es el reflejo de una evolución ética no basada en libros sagrados donde se declaran derechos a los que muchas religiones se oponen activamente.

La ética es un producto de nuestra mente, nuestra mente es un producto de nuestro cerebro y nuestro cerebro es un producto de la evolución.

10 comentarios:

Blog te atraparé dijo...

HOLA ANGEL.

Hombre siendo ciertas las afirmaciones que haces sobre la ética universal natural del ser humano, si me permites el bautizo, también yo creo que hay una especie de tendencia natural al bien común, al menos al bien común de tus paisanos. Yo creo que todo no esta tan desprovisto de la moral religiosa, entendiendo por religión , la parte mística original de la misma y no estos instrumentos de manipulación con nombres, tipo cristianismo, islam, etc..Todas sectas, pero sectas grandes, por esto se les da el pomposo nombre de religiones. Bueno retomo mi argumento, si bien es cierto que se podría despachar el asunto con lo que dices, yo creo que también hay que añadir la parte mística que reside en el cerebro de cualquier ser humano, es decir no solo el cortex, si no la amígdala, yo creo sinceramente que hay una parte de nosotros muy antigua y muy mística que interactúa a la vez que nuestra parte consciente y lógica. Equilibrando permanente en una suerte de piruetas muy artísticas lo prosaico con lo poético.
Porque reconocerás, que muchas de las normas éticas modernas, no se sustentan en ninguna lógica, no es muy lógico, ni ético, prolongar la vida a alguien, por el mero hecho de que tengo la técnica para hacerlo, así que tampoco es lógico legislar y sostener a mucha gente en nuestra sociedad, que realmente no aportan ya ni fuerza de trabajo, pues esta se ha hecho innecesaria con la tecnología actual. Pero es éticamente maravilloso, pagarle el salario mínimo de subsistencia a alguien que técnicamente a quedado en fuera juego. No es lógico, es místico.
¿No crees?

Ángel M. Felicísimo dijo...

Hola, respondo alguna de las cuestiones que planteas:
>hay una especie de tendencia natural al bien común, al menos al bien común de tus paisanos.
Bueno, es lo mismo que comento en el post ¿no? llámalo bien común, cooperación, hoy por tí, mañana por mí...
>hay una parte de nosotros muy antigua y muy mística...
Puede ser. O puede ser que no. No me atrevo desde mi ignorancia a meterme en ese fregado de "parte mística", que no sé muy bien qué significa.

Respecto al resto: no defiendo que nuestras normas sean explicables por sólo la lógica. Hay muchas caprichosas, sin duda, pero lo que no veo es que una "mística" explique nada, empezando porque no se acotar esa componente "mística" ni se explicar porqué ha surgido o mantenido.
Saludos.

Blog te atraparé dijo...

Con lo místico, me refiero a la costumbre ancestral de los humanos en creer en supersticiones, los indios americanos tenían su especie de religión, con los tótem y sus chamanes. Todas las culturas humanas, hombre negro en áfrica, incas, mayas etc.…en América, antiguas culturas europeas, romanos primera época, con sus dioses, de origen helenico etc…los celtas en gran Bretaña, me refiero a todo esto. Es decir que desde siempre y mucho antes de que las religiones (grandes sectas) hicieran su aparición, instrumentalizando el chamanismo y los matriarcados (adoración a las diosas de la fertilidad) que en general es lo practicaban los pueblos antiguos de la tierra, todas estas tendencias eran místicas. Con ello te quiero decir, que aunque es cierto que al volvernos más conscientes y mas científicos, hemos dejado de lado lo chamanico , no dejamos de tener ramalazos místicos y pensamientos mágicos y en consecuencias acciones muy guiadas por la ética primaria y mística al fin y al cabo de nuestro cerebro antiguo. O sea todas estas decisiones, que tú tildas de caprichosas, sean debidas probablemente a estas tendencias que aún perviven en nosotros en equilibrio con la parte más racional. Otro apunte, para mi, las religiones como se entienden hoy en día, son productos de la racionalidad a pesar de todo, se que suena raro y fuerte, pero próximamente en mi blog, dejare escrito un artículo, donde ampliare y explicare este hecho, ya te avisare , de hecho si quieres entrar y leer cositas mías, puedes hacerlo te invito a ello, para mi seria todo un placer que me hicieras alguna crítica. Un saludo.

Josell dijo...

Pues yo soy creyente practicante (y bastante conservador) y jamás he escuchado ese argumento desde un púlpito; no que yo recuerde.

Por supuesto, se ha dicho que quienes no son cristianos tienen una moral diferente, pero eso es muy diferente a decir que no tienen moral alguna (creo que de ahí viene la confusión)

Tenemos nuestras prioridades, y la moral o ética de los ateos no es una de ellas; de hecho, no sois más importantes ni relevantes para nosotros que cualquier otro grupo. No nos gusta perder el tiempo cambiando a quienes no quieren cambiar, y tampoco tenemos autoridad moral ni divina para obligar a nadie.

Preferimos enfocarnos en nuestro propio sistema moral, y tomar decisiones comunitarias y personales basadas en valores y enseñanzas cristianas.

Muchas bendiciones.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Respecto a lo místico yo tengo otro enfoque algo diferente, a ver si este fin de semana soy capaz de explicarlo. Estoy de acuerdo en que la racionalidad no es nuestro punto fuerte en muchas decisiones pero disiento respecto a que las religiones sean producto de ella. A ver si me lo explicas en tu blog y me convenzo.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Josell, no hay confusión, ese argumento me lo repiten una y otra vez en cuanto comienzo a debatir sobre el tema.
Recordemos de todas formas que en objetivo del post es defender que las bases de la moral humana no necesitan un origen sobrenatural para existir. Supongo que en eso estamos de acuerdo ¿no?

Multivac42 dijo...

Buena entrada, Angel

Se que no digo nada nuevo, pero para mí una de las claves al respecto es, como dice Dawkins (y supongo que no será el único), que incluso esa moralidad que supuestamente viene de Dios se pasa por un filtro humano, con lo cual se desmonta el argumento de su procedencia divina. A nadie se le ocurre hoy en día defender que se debe matar a alguien por coger leña en domingo, y sin embargo la Biblia así lo indica. Qué partes de la revelación divina aceptamos y cuáles descartamos es una decisión que realiza el hombre, en base a criterios socioculturales, a aspectos evolutivos o a lo que sea, pero lo hace el hombre. Así que en ningún caso viene de Dios.

Y al respecto de los 10 mandamientos, igual ya lo conoces, pero no puedo dejar de compartir este video del gran George Carlin al respecto http://www.youtube.com/watch?v=pCEImG9r-O0

¡Un saludo!

Ángel M. Felicísimo dijo...

No decimos nada nuevo, todo está escrito por unos u otros, pero al menos lo nuestro va encajando con la realidad. Saludos.

Unknown dijo...

Que estas hablando de los inmigrantes o los enfermos?

Ángel M. Felicísimo dijo...

No se de qué hablas.

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