27 junio 2006

El cambio climático según Pablo Molina

Argumentos alternativos al cambio climático

La verdad es que lee uno muchas cosas por ahí. Algunas mejor armadas que otras. Me han llamado la atención sobre un artículo firmado por Pablo Molina en Libertad Digital. Conste que no sé quién es el autor ni me importa para lo que quiero comentar.
El artículo se titula "El nuevo Nostradamus" y pretende desacreditar a Al Gore y su campaña sobre las posibles consecuencias del cambio climático (CC a partir de ahora). Creo que puede merecer la pena comentarlo para desentrañar el fondo y la forma de lo que se expone, un tipo de periodismo peculiar.
La primera estrategia del artículo es la conocida falacia ad hominem: intentar desacreditar al personaje a través de cuestiones que nada tienen que ver con el tema del CC. Para ello: 1) alude al asunto Clinton-Lewinsky por aquello de que Gore fue vicepresidente en esas fechas, 2) comenta que perdió la elecciones ante Bush y 3) sugiere que el interés de Gore en la campaña de CC no es honesto.
Esta parte, en mi modesta opinión de no periodista, es directamente despreciable por su enfoque y no merece más comentario.
El segundo párrafo es más interesante porque da una pista sobre la forma de razonar del autor. Finaliza así:
En los prolegómenos de la última campaña presidencial, Al Gore dio una conferencia apocalíptica en New York sobre los peligros del calentamiento global. Fuera del local había 18 grados bajo cero sin contar el chill effect pero, ¿qué es la física frente a la doctrina sagrada del progresismo?
Aparte de lo chachi que queda lo del chill effect, según este razonamiento la temperatura del exterior influye sobre la validez de la conferencia. El autor tal vez no criticaría a Gore si la hubiera impartido en otro lugar. En el mismo Mérida donde yo vivo, por ejemplo, con sus 46ºC del año pasado.
Es destacable que la ingeniosísima frase es la elegida por el periódico para la entradilla (desconozco el término periodístico correcto). Por mi parte, como el argumento es infantil, segundo párrafo a la basura.

El tercer párrafo, por fin, entra en el asunto. Y hace las siguientes afirmaciones:
  • no está demostrado que la Tierra se esté calentando de forma anormal
  • aunque la temperatura realmente estuviera elevándose, la responsabilidad de la acción humana en ese incremento sería insignificante
  • una mínima elevación de la temperatura media global no sólo no sería peligrosa para el ser humano sino que, en realidad, tendría efectos más positivos que el enfriamiento, por su capacidad de mitigar los extremos climáticos
Lo primero que me llama la atención es la degradación en la fuerza de las afirmaciones. Pasa de un "no está demostrado" a un "aunque si realmente ocurriera no sería cosa nuestra" y acaba con un "incluso sería mejor que un enfriamiento". En esta última parte confunde términos de una forma alarmante: no se trata del peligro para el ser humano sino de los efectos sobre el sistema climático y ecológico general. Pero bueno, sigamos.
¿Y en qué se basa don Pablo para decir eso? Pues en un debate sobre el Protocolo de Kioto reseñado en Libertad Digital. No parece que haya buscado más documentación. No se pierdan el comienzo:
La ciencia tras el Protocolo de Kioto no cuenta con el consenso científico que habitualmente se pretende. Para demostrarlo, la Fundación Rafael del Pino ha convocado en España a algunos de los primeros climatólogos del mundo, que llevan años mostrando una posición crítica frente al análisis científico en que se basa la medida política firmada en la ciudad japonesa de Kioto.
La redacción no es muy correcta pero se deduce que la Fundación, con el objetivo de demostrar el disenso, ha seleccionado específicamente a climatólogos de los que no aceptan el CC. Obviamente con ello obtendrán declaraciones alineadas con sus intereses pero debate habrá más bien poco, lo más razonable hubiera sido traer a conferenciantes de las dos opiniones (digo yo) para esclarecer la cuestión.
De todas formas, sigamos con los argumentos. Dejaré el primero "no esta demostrado..." para el final. El segundo es que la responsabilidad humana en el CC es insignificante. Esta calificación de "insignificante" la hizo aparentemente un invitado llamado Fred Singer.

El Dr. Singer es el presidente de una organización llamada The Science and Environment Policy Project desde 1989 y tiene una trayectoria notable en su ya larga vida. Sin embargo, no he encontrado nada suyo en investigación, nada. Menciona más de 400 artículos pero estos no aparecen ni en la Web of Science ni en el Current Contents Connect. Probablemente esto significa simplemente que el Dr. Singer no investiga desde hace largo tiempo, suponiendo que los artículos fueran científicos. Esta sensación se amplifica cuando vemos que sus libros finalizan en 1997 (en realidad en 1992 porque de los dos siguientes son autoeditados por instituciones a las que pertenece).
Las páginas de la SEPP, aunque primitivas, son muy claras: cuestionan el calentamiento global, critican al IPCC, critican las medidas de la Environmental Protection Agency, tratan de exageradas las alarmas sobre el agujero de ozono y mantienen interesantes planteamientos sobre los riesgos sanitarios humanos y la gestión de los recursos naturales. De paso, Gore parece también ser blanco preferido de los artículos.
El Dr. Singer, digámoslo finalmente, pertenece a esa línea dura que en los EE.UU. se opone a toda medida ambientalista que pueda limitar o poner coto al desarrollo industrial y a la explotación de los recursos naturales. Y con esto no desprestigio al personaje sino que afirmo que ha sido bien elegido para el objetivo del congreso: tener una voz crítica con el CC y ninguna alternativa.

La tercera afirmación era que un poco de calentón vendría incluso bien. Lo cual me niego a comentar en un país mediterráneo con tremendos problemas de aridez (y no miro al Sahel por no llorar).

Y la primera era lo de "no está demostrado". Ahí le voy a emplazar a que se lea al menos un 1 por mil de los 76000 artículos publicados en Science bajo esa etiqueta. O de los más de 90000 que aparecen en Nature. Si le parece mucho lo anterior me contentaría con media docena de artículos en revistas de prestigio, empezando con las medidas de pérdida de hielo en la Antártida y glaciares de todo el mundo. Estoy dispuesto a enviárselos acompañados de los datos en que se basan.
Porque algo existe más allá de las opiniones del Dr. Singer.
Y acabo, porque el último párrafo del artículo de don Pablo es, además de antiestético, insultante. Se puede discutir de todo, del cambio climático, de la vida extraterrestre y de la influencia de las hadas pero en verdad que no me explico esta forma de hacer periodismo.

26 junio 2006

Numerología aplicada

La numerología no conoce barreras idiomáticas ni reglas matemáticas

La fuente es de indudable calidad: la página de Univisión.com sobre el Mundial de Fútbol. Allí, en la sección Reportajes > Predicciones, el Profesor Zellagro (con P mayúscula), nos explica que el fútbol no es una ciencia exacta (yo diría que no es una ciencia pero prefiero que hable el Sabio de Hortaleza). A pesar de todo la Numerología (con N mayúscula) ataca el problema con decisión y nos adelanta los ganadores de los partidos. O no. Se explica él solo con toda claridad (las cursivas son mías):
Según la Numerología cada letra tiene un valor numérico, o sea, una vibración específica. Sumando las mismas se obtiene el número que representa cada país, el cual a su vez se analiza con las energías numéricas que existen en ese momento en el planeta, a una hora, lugar y días específicos.
Basándonos en estos cálculos se establecen las predicciones numerológicas, pero no olvidemos que también existen otras influencias planetarias que pueden actuar fuertemente sobre los mismos cambiando drásticamente la proyección.
O sea, que si acierto, bien, y si no, es por las jodías otras influencias planetarias.
Pero eso ya lo sabíamos, lo que me enriquece son las implicaciones físicas, lo de que cada letra vale X lo que significa que tiene una vibración (cuántica, supongo, qué menos). Lo que sigue es aún más interesante porque introduce otros nuevos concetos (conceto: dícese de lo que debería ser un concepto pero que se quedó en una tontería):
Italia vs. Australia (Italia es un Siete, Australia es un Tres)
La influencia numérica se proyecta a ambos países con un 50% de posibilidades debido a esta incidencia cósmica.
He buscado el conceto de incidencia cósmica en la Wikipedia con nulo éxito, que alguien solucione eso, por favor.
Suiza vs. Ucrania (Suiza es un Cuatro, Ucrania es un Cinco)
El lunes tiene una vibración par (26=8) lo cual favorece a Suiza (un cuatro repetido en Numerología)
Deduzco que hay vibraciones pares e impares. Y que 26 es igual a 8.
Brasil vs. Ghana (Brasil es un Siete, Ghana es un Cuatro)
Este martes 27 tenemos la vibración numérica del 9 (2+7) que favorece a Brasil por la incidencia impar.
Y vibraciones número a número, con incidencias pares e impares, se va completando el escenario.
Pero bueno, dirán ustedes ¿y España qué?
España vs. Francia (España es un dos, Francia es un siete)
La vibración numerológica del día corresponde al nueve (27=9) lo cual se inclina hacia Francia. No obstante, la vibración del dos se repite tres veces (27+6=33=6) y se proyecta hacia España.
La vibración del 2... Recurso políticamente correcto aunque la ecuación 33=6 parece un poco forzada (mi estrecha visión científica supongo).
Para finalizar una duda que siempre tuve ¿en qué idioma se toman los nombres de los países? El Profesor (con P mayúscula, insisto) Zellagro nos lo aclara amablemente (de nuevo, las cursivas son mías):
Se trata de proyecciones numerológicas que toman en cuenta muchos factores, entre ellos el nombre del país que en ocasiones puede dar un número distinto según la ortografía del mismo en su idioma. Por ejemplo Deutschland es el nombre de Alemania, y si le sacamos la clave es diferente a Alemania en Español. Entonces unifico todo en un idioma para tener un criterio pero no siempre sale
Sin comentarios (míos, ustedes los que quieran).

P.S.: me dan el enlace para "conocer al Profesor Zellagro" (gracias). Y es que los biólogos somos todoterreno... nada se nos resiste.

25 junio 2006

Naciones, identidades y evolución

Estados y naciones ¿cuál es el problema?

Estamos en España algo liados con disquisiciones semi-apocalípticas sobre la organización del Estado. Sin meterme en la política de los partidos, que me importa una higa, me gustaría plantear las cosas desde otro punto de vista, no sé si escéptico pero si librepensador (creo). Vaya por delante que los conceptos de Nación y Estado no son nuevos y que su sentido original está bastante claro por lo que una nueva interpretación debería justificarse adecuadamente. Vaya aquí la mía.
Las Naciones son agrupaciones humanas que en cierta medida funcionan como un metaorganismo. Tienen su individualidad y como consecuencia, tienen su identidad, su metabolismo y su filogenia. Cada uno de estos tres factores suele tener dos componentes: el físico y el cultural. Por ejemplo, la identidad física está definida por la población que forma esa Nación, por las personas. No por el territorio, que es carácter identitario sólo de los Estados. La identidad cultural está definida por un conjunto de rasgos de conducta y conocimiento que consolidan el grupo y mantienen su identidad ante otras Naciones. El idioma, cuando existe, es un rasgo importantísimo porque además de ser carácter distintivo, facilita la comunicación dentro del grupo y la dificulta con los “otros”, aumentando el aislamiento que garantiza la continuidad de las “esencias”.
El metabolismo físico se refiere a su dinámica como población humana. Hay naciones que crecen progresivamente o que decrecen hasta desaparecer, teniendo en cuenta que una nación debe compartir características genéticas para poder mantenerse como tal en el tiempo. Hablamos, por tanto, de una extensión en magnitud de la tribu, que ya comenté hace unas semanas. El mestizaje es una estrategia inadecuada para la supervivencia de la Nación poque conduce a la dilución de las imprescindibles relaciones de parentesco.
El metabolismo cultural se refiere a los mecanismos de consumo interno de los elementos identitarios culturales. Una Nación debe mantener y promocionar deliberada y reiterativamente las tradiciones, cultos y ritos que refuerzan su identidad ante las demás. Normalmente, todos los aspectos esenciales de su vida estarán acompañados de ritos propios, venga a cuento o no, con el fin de que acaben siendo inseparables los unos de los otros. Estos ritos pueden pervivir incluso después de degradarse en su significado y función.
Finalmente, las filogenias física y cultural son las respectivas historias como población y como cultura. La primera puede estar jalonada por mitos de origen cultural y pueden no ser fácilmente separables. Los orígenes de una Nación suelen ser difusos pero las lagunas estrictamente históricas se cubren con invenciones miticas que, como otros factores tribales, ayudan a consolidar el grupo. ¿Ejemplos de naciones? Los coya, los bosquimanos, los aborígenes australianos, los kurdos, los gitanos... Las Naciones son lo que aún queda de una antigua segregación geográfica que llevó a una identidad genética. La globalización las deshace lo cual no me preocupa nada en el componente físico y sí mucho en el cultural.
La historia ha hecho que las Naciones se diluyan por mestizaje. La mezcla genética es en general positiva para las especies (también la especie humana) pero es nefasta para las Naciones porque tanto la identidad física como cultural se mezclan, el metabolismo se desequilibra y las filogenias convergen impidiendo separar lo “nuestro” de lo de los “otros”.

Los Estados son otra cosa. Son una forma de organización social y su estructura es esencialmente administrativa. En este sentido pueden carecer de rasgos identitarios más allá de unos límites o fronteras que son necesarios porque aquí no hay identidades genéticas o culturales o están enormemente diluidas. Mientras las naciones son de origen tribal y filogenia genética, los estados, salvo raras excepciones, son el resultado de conquistas territoriales alcanzadas mediante guerras. Su identidad es frágil y para reforzarla es frecuente que se intente hacer equivalentes Nación y Estado, cuando no lo son.
Debido a su carácter administrativo, su filogenia es errática: Filipinas, Cuba, y antes muchos otros territorios fueron parte del Estado español. Ahora conforman estados independientes sin que sus pobladores hayan cambiado significativamente. Alaska fue comprada por los EE.UU. a Rusia. Alemania se unificó, Checoeslovaquia hizo lo contrario. En estos casos, como en el aún más reciente de Montenegro, los procesos se realizaron sin violencia, cosa inédita en la historia. Con las Naciones, las divisiones o agrupaciones son insólitas: los gitanos no cambian a payos, ni un bosquimano puede sentirse kurdo.
El diseño de los Estados debería ser exclusivamente la eficacia en la gestión de la res publica. Sin embargo, hasta ahora no ha sido así porque su filogenia se ha basado en criterios de dominación.
Mantengo, por tanto, que las Naciones existen aunque su razón original y su sentido biológico pierden fuerza poco a poco. La conservación de una identidad cultural es el argumento básico de los defensores de la persistencia de las Naciones y es una razón que merece atención porque contribuye a la complejidad de nuestro mundo y eso es algo que ya he mencionado como valioso. La pérdida de culturas es una pérdida objetiva y debe evitarse a toda costa.
Defiendo también que los Estados carecen del carácter de las Naciones y pueden y deben modificar su organización y límites de forma flexible con el objetivo de aumentar su eficacia.
No veo, por tanto, motivo objetivo alguno para que un Estado no se separe, se una o evolucione de cualquier forma que le parezca pertinente a sus integrantes. La idea de “España se rompe” parte de un principio falso al identificar el Estado con una Nación que a mí me parece de identidad borrosa. No en vano somos una de las zonas del mundo con mayor mestizaje histórico de lo cual, por cierto, me alegro: celtas, iberos, cartagineses, griegos, romanos, árabes, godos... un sinfín de Naciones ha pasado por aquí dejando genes y cultura, una riqueza enorme. Yo creo que si hablamos de Nación deberíamos extender el término a todos los que rodeamos el Mare Nostrum, ya que compartimos muchas más cosas que las que nos separan.
Pero tampoco cabe acudir a la Nación para defender modificaciones en el Estado. Estas modificaciones, que deben realizarse sin complejos, deben definirse con criterios de eficacia y equilibrio administrativos y económicos, no llamando a rebato a la tribu y mezclando las churras con las merinas.
Pero esto es sólo mi idea, probablemente sesgada por lo poco que me llaman las músicas militares y los pendones nacionales. Ya argumentarán ustedes las suyas.

23 junio 2006

Cómo salir en Science sin dar un palo al agua

¿Quiere usted salir en Science? Es complicado por la vía convencional, hay que hacer una investigación sobre algo, que salga bien, describirla en inglés, que te la admita el editor, soportar a los pelmazos de los revisores..
Don Miguel Ángel Quintanilla Fisac ha encontrado la forma de cortocircuitar este camino escabroso. Basta con salir en un periódico haciendo algunas declaraciones para que éstas salten a la primera, con permiso de Nature, revista científica del mundo. Eso sí, no pueden ser declaraciones cualesquiera, tienen que ser molestar bastante (al menos a uno, y mejor más, colectivos de investigadores), no proponer solución alguna a los problemas existentes ni, por supuesto, aceptar que el problema es de política científica nacional sino descargar la responsabilidad en otros.
Y sí, lo ha conseguido: página 1727, volumen 312 de 23 de junio de 2006:

(pincha encima para ampliar)

No sé, tal vez pido demasiado pero ¿podría plantearse el señor Quintanilla salir de nuevo, dentro de unos meses, por otra cosa más positiva? ¿Podría ofrecer una entrevista al mismo periódico o a otro presentando soluciones concretas a los problemas, y no creando otros nuevos? ¿Podría la ministra decir algo al respecto en vez de quedarse calladita?

20 junio 2006

Una foto al azar: Villa de Leyva

Villa de Leyva, Boyacá, Colombia. Hace unos años el Instituto Humboldt me invitó a impartir un curso.


El recuerdo: es de noche, hacia las 11 la plaza está llena de gente en silencio y tengo el placer de estar en primera fila. Una jovencísima orquesta de percusión y el coro de Tunja interpretan Carmina Burana, de Carl Orff. Nada menos. No se imaginan la sensación cuando en el final se funden las voces y los timbales con las explosiones de fuegos de artificio perfectamente sincronizados. Un milagro.

19 junio 2006

La derrota de la universidad

Derrota: f. Mar. Rumbo o dirección que llevan en su navegación las embarcaciones (mal pensados, que son unos mal pensados)

Hay veces que me veo en el reflejo de la pantalla y veo a Alien, salivando ante la inminencia del festín. Y es que escribir posts puede ser hasta fácil, nos lo ponen en bandeja, aunque sea para lamentarlo. A saber:
Don Miguel Ángel Quintanilla Fisac es el Secretario de Estado de Universidades e Investigación.
Y ha concedido una entrevista al periódico El Mundo. Una entrevista interesante para aquellos que teníamos alguna incertidumbre sobre los cambios que estaban planteándose en la universidad española. Ahora ya no tengo incertidumbre sino mareo y un comienzo de náusea, probablemente debido a la escora del barco. Me explicaré a continuación.
Don Miguel habla de todo y aunque no dice gran cosa en concreto, sí podemos vislumbrar su opinión (o no-opinión) sobre algunos temas candentes. Sobre los becarios en general les remito aquí.
Aunque sea un poco reiterativo, me han llamado especialmente la atención sus comentarios sobre los futuros profesores/investigadores. Por ejemplo (pregunta/respuesta, las cursivas son mías):

P.- Por otro lado, a los investigadores del Programa Ramón y Cajal se les acaba el contrato ya y no saben qué será de ellos.

R.- Los 'cajales' son contratos de 'posdoc' y temporales y no podemos obligar a nadie a que contrate indefinidamente a una persona si lo hizo sólo por unos años. Creamos un programa de ayuda para su integración y está dando resultados. Muchos han optado a plazas permanentes. Otros se irán fuera, pero es inevitable. Dicen que se van porque aquí no les hacen caso. Pues qué pena... Habrá que incentivar a las universidades, pero no podemos dramatizar. El problema no es tanto que se vayan. Lo sintomático es los pocos investigadores que vienen aquí de fuera.

Lo que sugiere muchas preguntas: ¿por qué no da cifras concretas? ¿Por qué será que vienen pocos de fuera? ¿Por el mal clima? ¿El problema no es tanto que se vayan? ¿Cuál es entonces? ¿Este es todo el análisis que el responsable de investigación sabe hacer?
Contextualicemos: el Programa Ramón y Cajal se lanzó hace cinco años para aumentar el número de investigadores en España y reducir así las distancias con otros países desarrollados. La selección fue dura y a nivel internacional, con fuertes exigencias curriculares. Todo más o menos bien, con problemas a veces absurdos pero el programa salió adelante. Pero han pasado ya los cinco años y a los "cajales" se les acaba la historia y tendrán que irse porque tras esos cinco años no se ha habido demasiadas iniciativas para consolidar a estos investigadores en nuestro sistema de ciencia. ¿Cuál es el comentario del don Miguel? "Pues qué pena..." Tal vez yo sea muy exigente pero viniendo del responsable de universidades e investigación en España me parece una respuesta más bien pobre.

Algo parecido piensan otros. Por ejemplo, José L. Alonso y Ernesto Freire opinan en El País sobre el asunto (pasado por el escáner). Su opinión puede no ser despreciable vistos los cargos que ostentan. Fíjense que trabajan en áreas de ciencias: Física Teórica y Biología y Biofísica, respectivamente.
Y no están solos tampoco. En una carta de uno de los "cajales" en ese mismo periódico empieza ya a vislumbrarse una explicación ante el aparente desprecio:

En el tenis, el ranking de la ATP clasifica a los tenistas según sus victorias en torneos. Todo el mundo sabe que el cabeza de serie número 2 es Nadal, y pocos sabrán quién es el 125 de la serie. En ciencia, el sistema es parecido. El número de artículos en revistas serias hace las veces de los torneos. Alguien que ha publicado en las mejores revistas equivale a alguien que ha jugado, y ganado, muchos torneos. Si uno sólo juega al tenis en su pueblo con los amigos, su ranking en la ATP no va ser muy alto, aunque los machaque a todos por 6-0. Ante las recientes declaraciones del secretario de Estado de Universidades e Investigación, Miguel Ángel Quintanilla, sobre los RyC, en las que nos considera equivalentes a los recogepelotas de un torneo de tenis de pueblo, creo que los españoles tienen derecho a saber que los RyC son los que en España juegan y ganan los torneos, mientras que muchos catedráticos como Quintanilla, que se permiten decir que el que se va a investigar fuera es porque quiere y que él no puede hacer nada, jamás han ganado un torneo fuera de su pueblo. Como muestra, un botón. Yo, que soy un Ramón y Cajal de los jovencitos y vagos, tengo ocho artículos en revistas de impacto. La ministra y catedrática Cabrera, sólo dos. Y el catedrático Quintanilla, que dirige la política científica de este país, uno. Como diría Forges, fastuoso.

Como da la casualidad que conozco de rebote al "cajal" en cuestión y lo tengo en alta estima, me puse a rebuscar para ver si tenía razón en lo de las publicaciones. Y no, querido F.J., no tienes razón. La realidad es peor.

En la ISI Web of Science (de pago) puede uno buscar por autores a ver qué ha publicado la gente. Ahí están indexadas las revistas con cierto nivel (con factor de impacto) y algunas otras que no lo tienen. Los resultados son los siguientes

Don Miguel Ángel Quintanilla: dos (2) publicaciones en la revista Arbor- Ciencia, Pensamiento y Cultura. ¿Factor de impacto? Cero (0).

Nota: rectifico porque erré, me han pasado una publicación que sí tiene factor de impacto (0,4) del Dr. Quintanilla.

Y me dió por echar un vistazo a las publicaciones de la jefa, la ministra de Educación, doña Mercedes Cabrera. Sí, la misma que dijo hace unos días que si los escolares abandonaban la escuela era señal de una economía "boyante" porque es que podían trabajar, ésa misma (¿no se pueden creer? pasen y vean). A lo que íbamos: cinco (5) publicaciones en las revistas: Hispania - Revista Española de Historia, Cuadernos de Occidente y Arbor. ¿Factor de impacto? Todas ellas tienen el mismo: cero (0).

Nota: estas cifras sí están bien.

Me dirán ustedes que me estoy poniendo muy exigente pero creo que un secretario de universidades e investigación debería saber algo de investigación. Y la pertenencia a áreas de "letras" no es eximente porque existen numerosas revistas en el JCR Social Sciences Edition, que no todo es ciencia dura.

Algún dato más, reconozco que con alevosía y nocturnidad: Ernest Freire, uno de los firmantes del artículo comentado antes tiene 21 publicaciones sólo en los años 2004-2006 (ver aquí).

Aún así, don Miguel Ángel no se anda con tonterías a la hora de definir criterios para la futura acreditación, paso obligatorio pero no único para llegar a profesor de universidad:

[...] el proceso de acreditación va a ser muy riguroso y estricto, para garantizar que todos los acreditados sean muy buenos [...]
Me parece bien pero me asalta una duda ¿ha pensado si lo pasaría él?

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