13 abril 2007

Formas de viajar

Rebuscando en una librería de viejo en Oviedo encontré y compré los dos volúmenes encuadernados en tela de "La expedición botánica al Virreinato del Perú (1777-1788)". Una aventura característica de la Ilustración donde se ejercía una conducta, hija de los tiempos, que hacía compatible la recogida de datos florísticos y etnográficos con la depredación arqueológica. En otro momento comentaremos alguna peculiaridad de esta expedición, como la importancia del comercio de la quina (corteza de varias especies de quino, todas del género Cinchona, parece que bautizado así por Linneo para recuerdo de la condesa de Chinchón, esposa del Virrey del Perú, a quien curó de la malaria allá por el año 1638) o los avatares de los expedicionarios en su periplo y a su vuelta a España.
Pero mi intención de hoy es traerles la figura de abajo que creo muestra como desde Europa se establecía nítidamente el estatus de cada quien y cada cual. En defensa de los botánicos diré que no me consta que el petimetre del sombrero de copa lo sea. Más bien parece tratarse de una forma de transporte general ya que el dibujo tiene por pie:
"Modo de cargar los Indios á los q.e caminan p.r tierra de Quito á Napo".


12 abril 2007

[Breves] Yuri visto de otra forma

No se pierdan la versión personal de Nieves Concostrina, de la que me declaro incondicional, conmemorando el aniversario del paseo de Yuri Gagarin. Apenas dos minutos de audio aquí.

11 abril 2007

Trágame tierra, o 10 frases para olvidar

El seguro de sí mismo:
Toda esa palabrería acerca de los viajes espaciales es en realidad una rematada basura.
Richard Woolley, undécimo Astrónomo Real británico en 1956, cinco años antes de que Yuri Gagarin realizara su vuelo orbital.

El augur:
Quienquiera que espere una fuente de potencia de la transformación del átomo está soñando con la Luna.
Ernest Rutherford, físico, premio Nobel en 1908.

El listillo:
La luz viaja en el agua más rápìdamente que en el espacio vacío.
Isaac Newton, físico, matemático, alquimista, filósofo.

El iniciado:
Debemos admitir con toda seguridad que el espacio y el tiempo son inmutables: no están ni siquiera a disposición de los matemáticos.
Oliver Joseph Lodge, diez años después de que Einstein publicara su teoría de la relatividad especial.

El observador:
El tratamiento antirrábico de Pasteur es inútil, peligroso y desprovisto de valor científico. Pasteur no está curando la rabia sino inoculándola en realidad. Se debería cerrar su laboratorio.
Professeur Peter de la Academia Francesa de Medicina, tras comunicarse la noticia de la recuperación del niño Joseph Meister, mordido por un perro rabioso.

El visionario:
No creo que las ondas inalámbricas que he descubierto tengan ninguna aplicación práctica.
Heinrich Rudolf Hertz, físico, descubridor de la radiación electromagnética.

El idealista:
La guerra es una reliquia bárbara destinada probablemente a volverse tan obsoleta como el batirse en duelo.
William Thomson (Lord Kelvin), aunque también dijo: "Los rayos X han demostrado ser una patraña".

El guarro:
La antisepsia de Lister es absurda en teoría e imposible en la práctica.
El sádico:
Imaginar que el dolor pueda ser abolido en cirugía es hacerse ilusiones y sería un absurdo intentar conseguirlo.
Alfred Armand Louis Marie Velpeau, cirujano, hablando en 1839.

El experto:
Esta es la mayor tontería que hemos hecho nunca, La bomba no estallará jamás, y hablo como experto en explosivos.
William Daniel Leahy, almirante estadounidense dirigiéndose al presidente Truman respecto a la bomba atómica estadounidense.

Las frases se citan en Youngson, R., 2003, ¡Fiasco! Aprendiendo de los errores de la ciencia.
Ediciones Robinbook, Barcelona.
El título original era bastante más minimalista: Scientific blunders.

Ley Orgánica de Universidades v.3.x

Pues eso, hace unos pocos días han aprobado en el Congreso de los Diputados las reformas a la Ley Orgánica 6/2001 de Universidades.
La verdad, sólo encuentro interesante el cambio en las pruebas de acceso al funcionariado (Profesor Titular y Catedrático) que se desarrolla en los artículos 57 y siguientes.
Este cambio es un reconocimiento del fiasco que supuso el método anterior, que metió a tribunales y aspirantes en una dinámica absurda que era, a todas luces, insostenible tanto por motivos económicos como personales. La nueva fórmula es mucho más ligera en su primera parte ya que la acreditación se consigue a través del curriculum vitae. Falta saber si los méritos necesarios se establecerán con claridad o se seguirá el método oscurantista de las actuales acreditaciones para las diversas categorías de profesor contratado.
La segunda parte, un concurso de acceso en cada universidad que oferte una plaza, es una vuelta a los métodos de Juan Palomo (yo me lo guiso, yo me lo como) de la antigua LRU ya que la forma del concurso queda en manos de cada universidad lo que no es precisamente una garantía de igualdad de oportunidades. Realmente, para este viaje no hacían falta estas alforjas.
El resto no es más, en una lectura rápida, que un conjunto de retoques intranscendentes para un cambio en profundidad que no parece interesar a nadie. Mientras la cosa empieza a debatirse aquí tienen el texto con las modificaciones.

09 abril 2007

No más flores por favor

Hay flores grandes, pequeñas, olorosas, discretas en su color, llamativas en su forma...
Esta que ven aquí abajo lo tiene todo: grande, olorosa, colorista. Se llama Rafflesia arnoldii y no se les ocurra regalar un ramo de una docena a esa chica tan simpática que les trae de cabeza.

Rafflesia en Lost World Arts, © Karl Lehmann

Primero, tendría que contratar a una empresa de mudanzas porque la flor de Rafflesia pesa entre 7 y 10 kg. Luego tendría que cambiar algún mueble de sitio porque mide casi 1 m de diámetro.
Las Rafflesiáceas son una familia de plantas de los bosques del Sudeste asiático de lo más ahorrativa: no tienen hojas, no tienen raíces, no tienen tallo, no hacen fotosíntesis. Son parásitos que viven como filamentos inmersos en sus hospedadores (unas lianas muy sufridas) y sólo emergen a la superficie para que sus grandes flores se desarrollen.
Su posición taxonómica no se conoce nada bien y aparecen, por si fuera poco, incongruencias que sugieren que parte del genoma del parásito es transferido a las lianas que parasitan, detalle, como ya saben, que me mola un montón (DOI:10.1126/science.1100671). Como puede suponerse su estudio no es fácil debido que la planta (o a lo que se ha reducido) está dentro del hospedador y no es accesible. Pueden hacerse secciones, claro, pero sólo observaremos individuos muertos.
¡Ah! Se me olvidaba la tercera razón para no regalar un ramo: huele, pero no como las rosas. Las flores emanan olor para atraer insectos que sirvan de polinizadores y la Rafflesia ha elegido desprender un intenso olor a carne en putrefacción. Y por lo visto, eso de "intenso" describe bien la realidad. Los polinizadores son varios pero la candidata con más papel en esta pieza es una mosca aficionada a la carroña llamada Chrysomyia megacephala (un asco de bicho).
Como no podía ser de otra forma, Rafflesia fue utilizada como afrodisíaco (¡) en esta zona del Sureste de Asia.
Aunque la primera descripción la hizo P. C. E. Deschamps en 1797, el género fue bautizado en 1822 en un homenaje a Sir Stamford Raffles, gobernador británico que creó el jardín botánico de Buitenzorg en Java en 1811, mientras el nombre específico lo fue para recuerdo del botánico Joseph Arnold.

03 abril 2007

¿Transgénicos no? ¿O depende?

La malaria mata al menos 1 millón de personas cada año, la mayoría niños. ¿Por qué se resiste tanto esta enfermedad a una vacuna o un tratamiento eficaz?
El motivo es que la malaria no la provoca una bacteria sino un protozoo, en concreto cuatro especies del género Plasmodium. Los Plasmodium son parásitos de vertebrados pero para cerrar su complejo ciclo de vida necesitan pasar también por mosquitos del género Anopheles (sólo hembras) que actúan como vector de la enfermedad infectándose al picar a los enfermos e inoculando el parásito con sus picaduras a los sanos.
La magnitud del problema puede estimarse sabiendo que en zonas tropicales donde los mosquitos son comunes una persona desprotegida puede recibir cientos de picaduras en una noche.
Los protozoos no pueden combatirse mediante antibióticos convencionales y los tratamientos existentes suelen ser tóxicos por la similitud entre su estructura celular y la nuestra. La enfermedad de Chagas (15-20 millones de personas afectadas), la leishmaniosis (12 millones), la enfermedad del sueño o tripanosomiasis... son ejemplos actuales de graves enfermedades causadas por protozoos.
En el caso de la malaria se pueden utilizar métodos preventivos como usar mosquiteras impregnadas de insecticida a la hora de dormir. A este respecto se está debatiendo la conveniencia de volver a usar DDT, prohibido en los años 70, como impregnante de las mosquiteras y para el rociado de las casas no sólo por su bajo coste sino por su alta persistencia. Aún así, apenas el 2% de la población bajo riesgo en África usa mosquiteras, tanto por motivos económicos como de costumbres.
La segunda vía sería conseguir una vacuna, buscada desde hace bastantes años, pero cuyos resultados aún no son concluyentes. Como el tema es complejo sólo mencionaré dos casos que nos caen próximos. El primero es el de Pedro Alonso, español en el Hospital Clínico de Barcelona, cuyo equipo consiguió en un primer ensayo en Mozambique reducciones globales del 31% y de hasta el 48% para la malaria severa (aunque me han llamado la atención los grandes intervalos de confianza, del 12.3 al 71.0 en este último caso, ver resumen aqui). También es pertinente recordar al pionero en esta tarea, Manuel Elkin Patarroyo, científico colombiano, creador de una primera vacuna cuyos ensayos han tenido resultados muy controvertidos que no han desembocado por el momento en nada definitivo.
Pero hay un tercer camino que es actuar directamente sobre el vector.
Como introducción a esta estrategia, recordemos se pudo erradicar la enfermedad del sueño de la isla de Zanzíbar en los años 90 mediante la suelta de millones de moscas macho estériles. La esterilidad se consiguió irradiando las moscas y el método funcionó porque la mosca tse-tsé, Glossina, el vector en este caso, sólo copula una vez. Al soltar repetidamente millones de machos estériles la fecundidad de las poblaciones cae en picado y puede acabar en la extinción como ocurrió en Zanzíbar.
En el caso que tratamos hoy aqui el camino empezó con la publicación en el año 2000 de un artículo que abría una posibilidad nueva: manipular genéticamente los mosquitos para que sean ellos los inmunes al protozoo o, más exactamente, para que no pueda completar su ciclo de vida en el interior del insecto. Catteruccia y colegas desarrollaron métodos para hacer realidad la trasferencia de genes a los Anopheles algo que aún no había sido conseguido (aunque sí a en la famosa mosca de la fruta Drosophila melanogaster, a quien tanto debemos). Un poco más tarde, en el 2002, Ito y col. "crearon" los mosquitos transgénicos y encontraron que todo parecía funcionar bien en el laboratorio: eran más resistentes al plasmodio y en caso de infección, la cantidad de parásitos en su saliva era mucho menor.
Desde entonces han pasado muchas cosas, desde la secuenciación completa del genoma del Anopheles gambiae (un trabajo con un centenar de firmantes) hasta el descubrimiento de poblaciones de mosquitos que han desarrollado resistencia al plasmodio de forma natural.
El último episodio es reciente y ha sido ya contado en algunos blogs pero creo que merece la pena amplificar el eco porque Mauro Marrelli y colegas han conseguido un mosquito transgénico que además parece más competitivo que el resto. Es decir: en una mezcla de ambos tipos de mosquitos, gracias a una mayor fecundidad y a una vida más larga, los transgénicos van desplazando a los otros hasta ser mayoritarios en la población. Este aspecto es esencial porque es necesario que en la naturaleza acaben erradicando o al menos reduciendo drásticamente al mosquito no resistente.
Pero no todo está hecho porque el experimento se realizó con ratones (Plasmodium berghei) y en el ambiente controlado del laboratorio por lo que aún hay que dar el salto a la malaria humana y a las complejas condiciones naturales. Por cierto, que los mosquitos transgénicos lucen unos bonitos ojos verdes porque, ya de paso, se les insertó otro gen que codifica una proteína fluorescente de ese color para que fuera fácil reconocerlos.
En estos momentos hay al menos media docena de grupos norteamericanos y europeos trabajando sobre mosquitos transgénicos abarcando entre otros al Aedes aegypti, que propaga el dengue y la fiebre amarilla (virus en ambos casos) y al Anopheles stephensi, responsable de la malaria en India.
Aunque hay personas que apoyan el ensayo inmediato de la técnica en condiciones reales supongo que tampoco faltarán detractores aunque no he localizado aún una oposición bien argumentada a la posible aplicación práctica. Por eso he traido este caso aquí, porque creo que puede ser un buen ejemplo donde la manipulación genética ofrece esperanzas para solucionar un enorme problema. La idea que se está gestando es hacer un proyecto piloto en un área aislada, barajándose como adecuada la isla de Santo Tomé, en el golfo de Guinea donde además ha aparecido malaria resistente a la cloroquina.
La pregunta que surge a partir de este ejemplo es evidente ¿debemos evitar los transgénicos sin matices?

Para leer más: Malaria Journal es una revista de acceso abierto.
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